Estrés laboral el enemigo principal
En México, el estrés laboral se ha convertido en una epidemia silenciosa. De acuerdo con el IMSS, el 75 % de los trabajadores sufre fatiga por estrés, posicionando al país entre los primeros lugares de Latinoamérica con mayor incidencia (dato citado por El Economista).
Este fenómeno no solo afecta la salud mental y física de los colaboradores, sino que también erosiona directamente los indicadores de negocio:
- Pérdida de productividad
- Incremento del absentismo y rotación
- Mayores gastos médicos que crecen en promedio +8 % cada año (Global Market Insights, 2023).

La situación es crítica: México está entre los tres países de Latinoamérica con mayor índice de estrés crónico, de acuerdo con Gallup Workplace 2025. Esto significa que el estrés no es un problema individual, sino un factor estructural que amenaza la competitividad de las organizaciones.
A ello se suma la NOM-035-STPS-2018, que obliga a las empresas a identificar y mitigar riesgos psicosociales, con sanciones que pueden alcanzar hasta MXN $3.3 millones (Secretaría del Trabajo y Previsión Social).
Del costo oculto al retorno medible
El burnout no es solo un problema humano; es un freno al crecimiento sostenible. Según un estudio de Global Market Insights, el mercado global de bienestar corporativo alcanzó los USD 75,000 millones en 2023, impulsado precisamente por la necesidad de reducir costos asociados al estrés y a las enfermedades crónicas.
En México, la oportunidad es clara: transformar la gestión del estrés en un motor de productividad y ahorro.

Programas como Bye Bye Estrés, Retos Wellness y la plataforma SUKHA muestran que la prevención es rentable en -11 % de absentismo y +14 % en engagement, con un ROI medible de hasta 3:1. En otras palabras, “deja que el estrés pague por su cura”: lo que hoy representa pérdida puede convertirse en valor tangible para Recursos Humanos y Finanzas.

Estrategias Wellness que Convencen
El bienestar corporativo ya no es un tema exclusivo de Recursos Humanos. Hoy, los CFOs lo ven como un blindaje financiero frente al ausentismo, la rotación y los crecientes costos médicos, mientras que los CHROs lo entienden como una ventaja competitiva para atraer y retener talento en un mercado laboral cada vez más exigente.
La ecuación es sencilla: invertir en wellness reduce riesgos legales (como las multas de la NOM-035), protege la continuidad del negocio y genera retornos claros.
De hecho, estudios internacionales como IBIS demuestran un ROI promedio de 3 a 1 en programas de bienestar.
Productividad sostenible: el nuevo estándar
El futuro del trabajo en México depende de cómo las empresas enfrenten este reto. Con la llegada de nuevas generaciones que priorizan el bienestar —el 62 % de la Generación Z considera dejar su empleo si no existe cultura wellness (Gallup Workplace 2025)—, la productividad sostenible se convierte en el estándar, no en la excepción.
Las organizaciones que actúen hoy podrán convertir la presión regulatoria y el burnout en una ventaja competitiva: más talento retenido, menor rotación, mejor clima organizacional y, sobre todo, un ROI comprobado. La ecuación está servida: estrés gestionado = productividad asegurada.

El estrés laboral no desaparecerá por sí solo: requiere estrategias claras, medibles y respaldadas por evidencia. Las empresas que lo ignoran pagan un doble costo —en productividad perdida y en clima organizacional deteriorado—, mientras que aquellas que actúan convierten un pasivo en un activo estratégico.
Invertir en wellness no es un lujo, es una decisión de gestión de riesgos con impacto directo en las utilidades de la empresa. Al transformar el estrés en productividad sostenible, las organizaciones no solo cumplen con la NOM-035, sino que construyen una cultura corporativa resiliente, capaz de atraer talento, reducir rotación y sostener el crecimiento en el largo plazo.
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