Definir el equilibrio como “una situación en la que los diferentes elementos son iguales o en la misma proporción” nos pide buscar la igualdad entre el trabajo y la vida.
Si designamos que el trabajo es nuestra tarea asalariada realizada a instancias de un empleador y la vida es todo lo demás, entonces el pedir que se dedique el mismo tiempo a ambos no solo es ridículo sino que contraviene las leyes laborales de toda cultura civilizada.
Hay una incidencia creciente de que los colaboradores cumplan simultáneamente con las tareas de la vida y el trabajo, lo que resulta en un mayor enfoque en los conceptos de fusión y flexibilidad de la vida laboral.
Fusión, a los efectos de este artículo, se puede definir como el trabajo y la vida que suceden al mismo tiempo y la flexibilidad es nuestra mentalidad y enfoque para hacer ambas cosas.
Cuando observamos el contexto de una fuerza laboral post pandemia, vemos un cambio de una mentalidad fija de fabricación, de nueve a cinco, a una mentalidad de flexibilidad y crecimiento.
En el mejor de los casos, una nueva forma de trabajar permite que las tareas de la vida sucedan en el flujo de trabajo. En el peor de los casos, existe el riesgo de que la flexibilidad se convierta en la norma, lo que puede significar que los empleados estén "siempre activos".
Dicho esto, la evaporación del equilibrio entre la vida laboral y personal puede no ser algo malo, y algunos dirán que la fusión de la vida laboral o la armonización de la vida laboral son solo el equilibrio entre la vida laboral y personal 2.0.
El concepto de equilibrio fue dominado a lo largo de los años, impuesto por la necesidad de estar presente en un lugar de trabajo para trabajar y en cualquier otro lugar para vivir.
Pongámoslo en lenguaje deportivo, el despertador señalaba para muchos el llamado de la preparación del trabajo, afín al calentamiento del deportista. La rutina se hizo cargo mientras preparábamos la mente y el cuerpo para el “juego” de ese día.
El viaje se parecía a como ahora identificamos los ejercicios de activación que vemos a medida que los atletas se acercan al punto de partida y luego... Boom, estamos en una oficina, en un escritorio y es nuestro juego al frente.
Los descansos naturales en el juego para tomar un café o incluso el almuerzo de medio tiempo son la norma y, por lo general, nos unimos a nuestro equipo de trabajo para participar en estas acostumbradas acciones. Regresamos renovados y listos para atacar de nuevo.
Cuando sonó el pitido final, metafóricamente dimos la mano a los rivales y compañeros, marcamos el reloj y salimos del estadio. Un ejercicio de calentamiento fue el viaje a casa, que también sirvió como ejercicio de activación para el siguiente partido, la vida.
En el pasado, una vez que se acababa el juego, se acababa y podíamos olvidarnos de él y seguir adelante.
De alguna manera, la tecnología se convirtió en nuestro apoyo destacado a diario, llevándonos de vuelta al juego, pidiéndonos que lo revivamos y lo justifiquemos.
Antes del cambio de década, muchos estaban conectados electrónicamente a un entorno de oficina y la balanza ya había comenzado a inclinarse. Esta nueva década aún fresca en nuestras mentes, impactó con el mayor cambio posible a la vida laboral.
Para volver a nuestra analogía deportiva, ahora jugábamos todos los partidos en casa, sin nuestros ejercicios de calentamiento y activación, las pausas en el juego ocurren cada vez menos y el espectáculo de medio tiempo no fue tan divertido en esta nueva versión en solitario.
La necesidad de trabajar desde casa, impuesta por factores externos y a menudo adoptada por organizaciones para mantenernos seguros ha tenido impactos variados.
A algunos les encantó, resolvieron que ese era el futuro. Algunos anhelaban que se retomara la “normalidad”, pero este sería el comienzo de una nueva normalidad.
Nos hemos embarcado en los primeros albores de un modelo híbrido. Tanto si trabajas de forma híbrida como si no, formas parte de un modelo híbrido. Atrás quedaron los tiempos en que la mayoría de los asociados en una organización trabajaban de la misma manera, y para muchos esto significaba de nueve a cinco en una oficina.
En el futuro, las reuniones se realizarán en persona, virtualmente o una combinación de ambas. Algunas personas estarán en una oficina durante parte o parte del día y no todos los días.
Las organizaciones se están preparando para una fuerza laboral transitoria y la están adoptando. Tener a todos en el sitio tiene un costo que ahora se reduce sin detrimento del rendimiento.
De hecho, se muestra que la productividad aumenta. Los más impactados en el modelo híbrido son aquellos que trabajan de forma permanente o temporal desde casa donde esta no era su práctica habitual.
Se están adaptando a esta nueva forma de trabajar, y con eso ven su trabajo y su vida fusionados como nunca antes. El hogar es la oficina, y vives en el trabajo.